ASFIXIAS I
Pediste la respuesta y la explicación, transparencia constante y contante.
Pediste el hombro, la espalda, el rinón, el orden, la foto.
Pedí un sahumerio, los lilas, el silencio.
Tomaste el diario y con él, la intimidad.
Dejaste el miedo, el mandato, la reja, el sueldo y el hastío.
Exijo la puerta entreabierta (aunque sea conveniente negarte la llave) y la ventana cerrada.
Suplico el aire y ofrecés la almohada.
REIVINDICACIÓN
Pluma, vellón, poliéster.
Vestida o desnuda, no toleraba tu encierro.
Nos sugerían conversaciones nocturnas. No era para nosotras.
Vos contra la pared, yo marcando distancia.
Un día, años después, cubriste mi cara. Me dejé llevar con temor, por temor.
Secaste las lágrimas.
Fuimos al campo.
Viajamos por el mundo.
Tuvimos sexo, y príncipes azules salvándonos de manzanas envenenadas.
Dialogamos, discutimos. Cambiamos.
Y ahora te río,
te lloro,
te abrazo.
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