jueves, 8 de marzo de 2012

Con-fianza. (libertad que no tiene precio) - 2009

Seguridad y yo no tenemos la costumbre de hablar y encontrarnos. No tenemos "piel", como se dice habitualmente.

Ella y Decisión son muy cercanas. Con Decisión a veces caminamos por el parque, ella me pone al tanto de su pasado, de su presente y en especial, de su futuro, pero sus historias siempre implican a Seguridad.
Aquel lunes, Decisión intentó ubicarme varias veces al celular, me envió unos 10 mensajes de texto y me escribió 2 o 3 mails a lo largo del día. Quería convencerme de tomar unos mates con ella y Seguridad el martes por la tarde, alrededor de las 18:00. Le respondí que lo pensaría (ella sabe acerca de la dificultad de contacto que tenemos su amiga y yo).
Esa noche dormí poco, dormí mal. Decisión había instalado una serie de dudas en mí: ¿Sería bueno darle otra posibilidad de comunicación a Seguridad? ¿Podría confiar en ella? ¿No iría a abandonarme en el instante más necesario? ¿Podríamos acordar un equilibrio en nuestro trato? Tal vez sin precipitarnos, después de tantos años de desencuentros. Quizás comenzar de cero, ir construyendo otra relación, una relación. Quizás había llegado el momento, quizás podríamos entablar una relación ligera, como la que Decisión y yo llevamos, poco demandante.
Temprano por la mañana del martes confirmo la cita. Pactamos el encuentro a las 18:15. La ansiedad me volvía a acompañar. Sin embargo, no estaba nerviosa. Tenía la sensación de estar haciendo lo correcto.
A las 18:15 entré y cerré la puerta. Me senté aún con la ansiedad al límite y comencé a hablar. Seguridad y Decisión se encontraban allí sentadas, expectantes.
- ¡Renuncio!
Primer paso, respiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario