jueves, 8 de marzo de 2012

Knock Out (2009)

Un nuevo día, un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. A las 7 en punto el Televisor me avisa que en 16 minutos voy a salir de la cama, voy a poner el agua y completar mi rutina antes de las 08:00 (siempre logro extender el plazo unos minutos más como para anotarme un punto a favor en mi pelea contra la rutina).
La música me acompaña hasta el subte y logra distraerme los pensamientos, los hace bailar y cantar su ritmo en un intento, las más de las veces favorable, por evitar el sentimiento de encierro que me sofoca el paso. Otras veces un libro me despabila la imaginación y me lleva a lugares frescos, llenos de aire.
Poco más de media hora después, tiempo que mido en 15 canciones o 5 hojas aproximadamente, llego al final del recorrido, lugar y momento donde ni la canción más hermosa ni el libro más envolvente pueden ayudarme, donde la lucha es entre el hombre y la máquina, entre mis ganas y el interminable círculo rutinario al que no puedo vencer.

Salgo del vagón a desgano porque estoy al tanto de lo inevitable. Me enfrento con mi primer obstáculo, el molinete que parecería estar aliado con mi destino y pierdo, siempre pierdo. Conozco sus movimientos, sé que cuando intente defenderme me va a dejar pasar sin dar pelea y voy a perder, ME voy a perder.
Y entonces ahí está ella, la escalera que termina con lo que para ese momento queda de mí. A mi alrededor veo cientos de piernas, maletines, cientos de caras sin rostro o, por lo menos, sin rostros diferenciables. Me uno a ellos, siendo uno más, o uno menos.

Un nuevo día, un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Sin embargo es ahí donde dejo de ser, es ahí donde caigo en el cuadrilátero sin poder levantarme.


Rutina: 365
Yo: 0

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